domingo, 6 de noviembre de 2011

Te miro desde arriba

Con cada pestañeo se me escapa un gesto rotundo
y con cada movimiento
te busco la respuesta
la recogida de la fruta
los trozos de queso 
que iría comiendo de tu mano.


En cada pestañeo 
se me escapan todas las ganas que me desnudan
que me llenan de prisas
y no me dejan aprovechar
las esquinas de la cama
los rayos de sol
los centímetros entre escalones. 


En cada pestañeo
me quemo y me acerco
y al final me separo
y no sé
cómo enseñar
las cicatrices 
que se me quedan 
en los dedos. 

1 comentario:

  1. A veces, cuando te leo,me queda una sensación de no sé qué. Algo así como estar leyendo una página preciosa que nadie puede ver. Hay imágenes, como las de este poema, que me parecen deslumbrantes, ratita tras el queso por todos los rincones de la cama.

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